“Ven a mí”
Ven a mí; tú, mi pedazo de cielo
inyecta el veneno que sosiegue las infamias
esta vez, creí tenerte en el espejo que acorta las distancias.
Fuego tenía tu piel, y, emanaba un calorcillo ríspido
ya quiero que acudas a mí, sacrosanta musa
la fuerza que proclama nuestro tú y yo, se mece en burbujas.
Ven a mí, flor en retoño; y terminemos la inconclusa escaramuza.
A mi añeja edad, soy un enamorado de beatitud de infante
hoy, quiero beber tu pócima y pausarte en pavonado instante.
Tengo un ímpetu guerrero, por buscar tu piel de lima
me atrapan tus narcóticos azufres y rojizos luciferes
ya parece, que ojeo tu cerámica, y palmeo tus adornados enseres.
Ven a mí una vez más, agraciada ribereña
voy a lidiar con tu concepto qu emseña.
Tenemos que rociar nuestros cuerpos, del café con leche
fluctuar en la pugna preceptora, que ornamente y heche
la beliciosa al dramaturgo amor, y calme ésta ansiedad.
Ven a mí, gaviota errante; socorre mi puesta al babor.
Mirarte, llamarte, acaramelarte; ¿qué haré mujer sureña?
mis ridículos cosméticos se quiebran con tu risa;
please, mujer tostada por el sol; ¡llévame a bañar el río!
ven a mí; mujer de fuego lento; ¿no ves que tengo frío?
Leonel Manzano Sosa
Presi político y de conciencia
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