domingo, 4 de enero de 2015

Escuchando a Pepe Mújica

Escuchando a Pepe Mújica.

 

Buscando las ideas, que refresquen mi estado de conciencia, buscando cómo vivir pasando el rato, queriendo, en sueño carcelario, ir predicando la vida. Un domingo de diciembre, un día como cualquier otro, en esta aplastante rutina . buscaba en el buzón de mi corazón ; persiguiendo distintos senderos, marchando por  muchos motivos. Miraba en el pasado que se derrumba, en un futuro que quiero hecharme a cuestas; pero me es casi imposible.

Tengo fe, y quiero buscar sus resultados. Quiero ir tras los fines de la vida; liberarme del yugo del prejuicio y las miras y estrechas. Aquí, desde esta celda fría; añoro buscar el brillo inmarcesible. Buscar la luz en el mundo de tinieblas. Rejuvenecer en mi cercana vejez. Madurar mi pasada juventud; para cortar la fruta del árbol y adquirir el pensamiento osado y ponente. Sueño desde esta prisión; pintarme en el relieve de la vida, en su hilo engarzador.

Las paredes y los techos; ante mis ojos sus colores se delinean. Fungen como redes, que no permiten ni un ápice la entrada de anhelos a mi constreñido ser. Me acucia, una necesidad imperecedera, de escapar mentalmente del laberinto del sistema. Me revuelco en la cama, me siento, me pongo de pie. Esta fresco, tengo frío, me acurruco en mi cobertor. ¿Qué hacer?. No quiero esta vez leer. Una especie de hartazgo inunda este deprimido cuerpo. Por inercia, por un impulso nacido de quien sabe dónde; mi dedo índice derecho, se dirige al botón del televisor de siete pulgadas, y, ya está, voy en el canal 44. Como por encanto, aparece caminando lentamente Pepe Mújica. Hoy, presidente de la república oriental del Uruguay. Ayer; guerrillero, incendiario, preso, fugado. Preso por quince largos años, incansables luchador social. Y así, acudí a su llamado subjetivo, y comencé a escucharlo:

El idioma se transforma con la jerga carcelaria. Los géneros, los sonidos y notas de la música, son tandas de nostalgia. En el problema del narcotráfico, no se puede tapar el cielo con un paraguas. No se puede seguir intentando lo mismo. Lo prohibido siempre ejerce atracción. Hay que desandar el  camino que no ha resultado. Porque este problema no atañe solamente a México; el detalle es que estamos tan lejos de dios, y tan cerca de…

Hay que combatir los prejuicios, que quieren tapar las culpas escondiéndolas.

Porque el Estado debe de ser el escudo de los pobres. Debemos reparar en los problemas de la vida. Lo inevitable no se oculta. Los flagelos no se combaten a simples garrotazos. A dios rogando y con el mazo dando.

No pensar, que hasta cuando se cristalice la utopía, será cuando ya no existan los problemas. Es desde ahora. La ilusión se reelabora. Creíamos en la dictadura del proletario; y no nos salió una burocracia atroz, que quería compones hasta el lugar del ombligo. Pero aquí seguimos sin cambiar de vereda. Quien tiene la fuerza es la masa, y es la que fatigosa y dolorida, pone el hombro. Los lideres o personajes, no son hacedores de la historia, son consecuencia de la historieta. No puede haber Quijote sin sancho, y al final del cuento, sancho es el Quijote.

Debemos ser fuertes, con los estorbos que nos antepone la vida. Porque somos locos y nos pusimos cambiar el mundo, y de milagro sobrevivimos. Muchos dejaron el cuero en el camino. En l lucha por la tierra prometida no hay ningún premio al final del camino mismo.

Seguiré militando mientras los huesos me respondan. No me yendo por el mundo, posando en hoteles, dando conferencias y todo ese glamour. Nos une nuestro idioma español; y también el portugués es un castellano dulce, y si te hablan despacio, hay lo vas agarrando. Y si tiene dulzura femenina, qué mejor.

Hay una iglesia abominable. 

Pero también hay una iglesia abominable. Pero también hay una iglesia corazón del pueblo, adolorida, acompañante de nuestras luchas. Y yo como ateo no voy a blasfemar contra ella. Hay una ola mestiza que anda por las cordilleras. Esa ola que crea cría seres bilingües, que parten a la reconquista del territorio perdido. Para ser fuertes; los débiles tienen que juntarse, como hojas movidas por el viento.

Soy como cualquier hijo de vecino. Toy deseando volver a mi rancho, por mi vieja y mi perrita de tres patas. Aquí extrañamos 43; dice una vez anónima del público que asiste en la conferencia. Búsquenlos en su corazón contesta; y encontrarán a los otros.

La vida da muchas trampas; en el albur, en el amor, en la lucha social.

En eso podemos perder. Pero siempre amanece. Y los únicos derrotados, son los que dejan de luchar.

Entre aplausos se retira, ante un público de pie. Me hizo el día este viejo consecuente, este humilde Tupamaro. La vida esta hecha como muchos dicen; de estos pequeños, pero grandes detalles.

Puente Grande, Jalisco. A siete de diciembre de 2014.

 

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