sábado, 3 de enero de 2015

PORQUE ES LA HORA DE LA DIGNIDAD…ADELANTE NORMALISTAS

“PORQUE ES LA HORA DE LA DIGNIDAD… ADELANTE NORMALISTAS”.

 

La vida nacional vive su vorágine encendida. Los valles, sierras y cañadas; son asolados por la encendida antorcha de la lucha social. Esta fue, como casi todas, una coyuntura inesperada. Algo que sorprendió a propios y extraños. No es que no se supiera, que podría surgir en cualquier momento algo parecido; siempre cabe la real y latente posibilidad, de esperar el desencadenamiento de factores y fuerzas sociales. Las que en su resurgir, provocan una avalancha mediática, política; todo un escándalo nacional e internacional. Poniendo en entredicho toda la gran parafernalia de las absurdamente llamadas Reformas Estructurales; que el status quo impuso a toda costa.


Atrás va quedando el país construído bajo fuegos de artificio; bajo expresiones de relieve barróco y peroratas estridentes, de los representantes del poder.


La lucha, la chispa brotó obviamente donde las lacerantes condiciones económicas y sociales, abruman con pesada losa las espaldas de los pobres.

Las bandas delincuenciales; coberturadas unas, coaligadas otras. Pero sobre todo, fundidas en uno solo, con el poder político y económico; tanto municipal, como estatal y nacional. Solo fueron el carburante que faltaba. Pueril resulta el argumento o la intención de pretender desligar a estructuras federales; en el ámbito político, económico, policíaco y militar.


De manera increíble, pintoresca y absurda; carente de toda la lógica. El batallón instalado en la ciudad de Iguala no hizo nada; antes, durante y después. ¿Cuál era su papel? ¿A caso no deberían resguardar el territorio del asedio de poderes ilegales? Y por supuesto, la Policía Federal lo mismo. Esa que se pasaba el tiempo, haciendo recorridos en las salidas a Teloloapan, a Chilpancingo y Cuernavaca. Para recoger las rutinarias mordidas, que tienen que entregar mensualmente al jefe en turno.


Y aquí está ahora paseandose la muerte entre los pobres. Casi siempre es así. Los marginales de la tierra, pagan con su sufrimineto y su sangre; los errores, los horrores y el usufructo que se hace del poder, por parte de las clases privilegiadas. 


El poder todavia no alcanza a salir de su marasmo; a veces se muestra sereno, otras veces impaciente; más tarde iracundo, irrascible o trata de sacar a flote su talante autoritaria. Esa vena fascistoide que muchos con todo gusto quieren lucir. De esta manera vemos; hablr a Murillo Karam, a Osorio Chong, a Peña Nieto y al secretario de marina; son los variopintos rostros del espejo del poder. Tras bambalinas; el poder confía en que las aguas se calmen pronto. Porque está en puerta la navidad y el año nuevo; por lo tanto, es de suponer, que todo mundo se aboque a concentraste en los preparativos del brindis, del intercambio de regalos, de la cena y muchas cosas más. Otros; los más jodidos, deberán buscar aunque sea, como guarecerse del  intenso frío.


El reto es mantener erguido el proceso, después del receso de fin de año. Porque hay algo de lo que adolece el movimiento actual. Tal como casi siempre ha sido. No se han incorporado sectores nuevos y mayoristas de la población a la lucha. Muchos solo asisten a presenciar el espectáculo, pero no se hacen partícipes de inocularse de solidaridad práctica y no solamente moral o de consignas. Los que luchan, son los mismos de siempre; esos cargan con el peso de las batallas en las calles y calzadas. Pocos actores diferentes alcanzan a observarse, a través de las notas informativas, que nos proporciona a cuenta gotas la información adecuada y objetiva. Pero se nota que son los de siempre, los de antaño; a veces con renovación de nombres, o uno que otro relevo generacional; o revelos a causa de tantas caídas de compañeros.


Sectores como el campesino e indígena; siguen estando lejos. Solo algunos cuantos, vueltos hoy estudiantes o maestros. Unos pocos que han tenido la fortuna de poder acceder al estudio. Pero las paupérrimas mayorías de hombres y mujeres campesinos e índigenas; deambulan o sobreviven estacionados, en esos rincones de las montañas guerrerenses y del México todo.


Hace falta ese algo; quien sabe qué sea. Se necesita otro tipo de aliento, para lograr que esas masas inermes, alcen su puño izquierdo en lo alto. Que levanten la sombría mirada y vean a través del horizonte, las luces del mañana. No es para menos; años de represión, hostigamiento y exterminio; han hecho mella en la piel cansada y curtida por el sol.

Las organizaciones sociales están exhaustas; y no alcanzan a salir del permanente acumular fuerzas en silencio. Tal vez se necesite darles oxígeno, ayudarlas a salir del callejón; mostrarles la salida del estrecho túnel. No bastan los diarios y monótonos llamados. Se necesita medidas reales, prácticas y objetivas; para hechar a caminar las oxidadas ruedas. Porque no basta con las fuerzas, que hasta hoy se mueven en Chilpancingo y sus periferias. Se necesita algo más. Se requiere la participación de todo el conglomerado social y político estatal y nacional.


El movimiento normalista es el ejemplo vivo y gallardo, son los que mantinen viva la flama de la esperanza. Por ende, son los que más han sufrido el acoso y golpes de las oscuras fuerzas. El poder los odia; con un odio indescriptible. Con odio y rencor de clase. No pueden concebir que sujetos bajados de las sierras sean capaces de realizar tantas hazañas.


No saben, o no quieren enterarse; que hay toda una historia de décadas y décadas de lucha. El normalista vive para sobrevivir, ama para sufrir, llora para reir. Clama justicia y lo que recibe es palos y balazos , desaparición, tortura y muerte.Porque no los encarcelan; los persiguen a garrotazos, entre gases pimienta y lacrimógenos. A punta de pistola, los golpean cuando los alcanzan; para luego vilpendiarlos y estigmatizar su lucha. Su pecado penitente es atreverse a proclamar lo inexistente. A exigir lo aparente inocuo y a persistir en lo irrealizable. La realidad nacional es otra. Las élites crean el país de las mil y unas noches. En donde ellos; los normalistas, son solo trastos viejos que hay que desechar.

Atrás quedaron los tiempos, en que las normales; fueron concebidas, como  la Atenas de la educación en México. En ese real, pero efímero formar de hombres y mujeres probos.


Hoy se vive simplemente la realidad de lo que es. Un país perdido en el lodazal de la desesperanza y del orgullo propio. Todo se volvió un lugar de pesadilla. Vivimos el crepúsculo; las tinieblas de la era de las bestias. Donde reina el sátrapa y la indolencia autoritaria. Pero con su faceta de demócrata y liberal. Nada nos distingue de la Colombia de hace años, somos tan parecidos como país a ellos. Se nos estrelló la realidad en el rostros somos mala copia del modelo Colombiano; una edición remasterizada, vuelta clon; pero con imprevisibles resultados.


Somos el patio trasero del imperio. Pero sucio, desvencijado, sin orden, sin rumbo; perdido, en busca de esperanza. Somos el lugar donde algunos intentamos buscar y reencauzar nuestra identidad y destino. Donde otros; que son los pocos, pero muy poderosos. Tratan a toda costa de destruir lo poco que queda. A escupitajos, a manotazos y con actos fascistas. Van desgajando hasta lo que queda de retazos.


Esto y muchas cosas más somos. Bueno, así pienso estimados Normalistas. A pesar de todo; depositamos muchos de nostros. Las esperanzas en ustedes. Porque son la sangre joven y nueva. Porque representan el baluarte, la imagen viva; de cómo no dejarse caer a pesar de los golpes. En ustedes descansan muchas de nuestras esperanzas. De nosotros los presos políticos y de conciencia; por vernos libres algún día. De los asesinados y desaparecidos; porque exista una luz de verdadera justicia, ante tan inmenso dolor. De los pobres de los pobres; por arriba al mueble de la tangible democracia económica, política y social.


Adelante normalistas; marchen estudiantes porque es su hora. Porque es la hora nuestra, la de todos los sin voz y ninguneados. Porque es la hora, de todos los que casi nada tienen. Solo la dignidad. Y con dignidad todo es posible en este mundo de desigualdades e inequidades.

 

 

Leonel Manzano Sosa

Preso político y de conciencia.

 

 Puente Grande, Jalisco. A 16 de diciembre de 2014.

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